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Dios es mi luz

Autoestima

¿Cómo está su autoestima? En Dios puede superarse

El día que Lucila puso un puesto de empanadas, sobre una mesa de madera cubierta con un mantel plástico, enfrente de su casa, la abrumaba una sensación de que todo iría mal. Nunca lo había hecho. Recordaba sus ocupaciones como ama de casa, pero después que su marido se fue con otra mujer y quedó a cargo de sus tres hijos pequeños, concluyó que la única opción era poner una venta de comestibles en su propio hogar.

Fruto de sus temores, veía pasar la gente y no les ofrecía las frituras. Lo irónico era que residía en una zona céntrica, muy concurrida.

--Véndame una—le pidió alguien--. Umm….---

Lucía se quedó mirándolo. Temía que esa expresión fuera una demostración de desagrado.

--¿Sabe? Tienen muy buena sazón… Pero, con esa actitud, de no ofrecer, muchos se quedarán sin probar lo sabrosas que son las empanadas—le dijo el comprador.

La animaron aquellas palabras, pero con otro comprador, se desanimó. Le pareció que estaban muy caras. "Están demasiado cocidas", se quejó. Pero aquén día fueron más los comentarios positivos que los negativos.

Al día siguiente, después de orar, se levantó alegre, dispuesta a preparar la masa, el guiso y los picantes, convencida de que con ayuda de Dios ¡aquél seria su gran día! Y lo fue. Vendió bastante. Aunque ella misma no lo creía, poco a poco fue desarrollando su capacidad, no solo de ofrecer los productos a los transeúntes, sino de producir para tenderos del sector.

Nubia Marina Elejalde es propietaria de varias sedes donde se expenden comidas rápidas. Es activa en la iglesia y, al hablar, me compartía que uno de sus mayores barreras fue por mucho tiempo la baja autoestima, que le impedía avanzar. Sin embargo con ayuda de Dios logró superar la situación y es hoy una mujer exitosa.

Una trampa de Satanás: hacernos creer que no podemos

Usted se sorprendería si pudiera conocer cuántas personas a su alrededor: familiares, amigos y conocidos, enfrentan una baja autoestima. En medio de la pugna que se libra entre el mundo espiritual y el físico, se han dejado engañar por Satanás quien –sutilmente primero, pero agresivamente después—les vendió la idea de que no sirven para nada, que jamás podrán superar sus errores del pasado, que no están llamados a vencer sino a la derrota.

Por estos días cuando, en la lectura sistemática de la Biblia, estudiaba el libro de Jueces cuando me encontré con un relato que ilustra la situación de la sub valoración que hacemos de nuestras capacidades, potencialidad espiritual y posibilidades que tenemos hacia el futuro

El capítulo 6 de los Jueces relata que, como consecuencia de hacer lo que ofende al Señor, Él entregó a los israelitas en manos de los madianitas por espacio de 7 años. La situación era tan grave que debían esconderse en las cuevas y lugares para defenderse y huir de los ataques. Imagínese, después de haber visto tantos prodigios, y estaban ¡sometidos a la tiranía! (versículos 1-5). "Era tal la miseria de los israelitas por causa de los madianitas, que clamaron al Señor pidiendo ayuda." (Jueces 6:5. Nueva Versión Internacional)

Ante esta situación, Dios llamó a Gedeón. Un joven resignado a la situación de su pueblo. A partir de la transformación que se produjo en su vida, analizaremos 4 elementos que son claves en el proceso de superar la baja auto estima. Comprenderemos en qué situación nos encontramos y de qué manera emprender el camino hacia nuestro crecimiento, personal y espiritual, orientado a que Dios nos permita desarrollar todas las potencialidades.

1.- ¡No sirvo para nada!

Quizá ha visto personas a su alrededor --o usted mismo-- quienes ante los retos de la vida repiten con desánimo: "¡No sirvo para nada!" o bien: "¡No puedo!". Se dan por vencidos antes de emprender la batalla.

Lo primero que hizo Dios al abordar a Gedeón, a través de su enviado, fue proclamar en él a quien llegaría a ser, no a quien era ahora: "— ¡El Señor está contigo, guerrero valiente!" (Jueces 6:12 b). Igual con su vida o la mía: Dios nos ve como aquel que –en sus manos—llegaremos a ser, no a personas derrotadas, resignadas a su destino. Permitiendo que Jesucristo obre en su vida, llegará muy lejos.

Muchas veces nos parece imposible que podamos ser distintos, que alcancemos un crecimiento jamás imaginado. Este aspecto me lleva a recordar a Dorián, alguien a quien conocí vendiendo verduras en el mercado del pueblo donde soy oriundo. Por años creyó que su destino era ofrecer legumbres, piñas frescas o habichuelas recién cosechadas.

Pero el curso de su historia cambió cuando conoció al Señor Jesús. A partir de entonces experimentó cambios. Finalmente llegó a ser predicador. Un hombre en quien Dios se glorifica. ¡Él, un sencillo vendedor de legumbres, jamás lo hubiera imaginado!

Probablemente al examinar su existencia, descubre que tiene enormes posibilidades pero se deja atar por esos pensamientos derrotistas, de minusvalía, que eran los mismos que asistían a Gedeón y al pueblo de Israel: "—Pero, señor —replicó Gedeón—, si el Señor está con nosotros, ¿cómo es que nos sucede todo esto? ¿Dónde están todas las maravillas que nos contaban nuestros padres, cuando decían: "¡El Señor nos sacó de Egipto!"? ¡La verdad es que el Señor nos ha desamparado y nos ha entregado en manos de Madián! …¿cómo voy a salvar a Israel? Mi clan es el más débil de la tribu de Manasés, y yo soy el más insignificante de mi familia." (Jueces 6:13, 16. Nueva Versión Internacional)

El problema no es de Dios, si no ocurren hechos portentosos con nuestra vida y si no desarrollamos plenamente nuestra potencialidad. Posiblemente es nuestro porque nos dejamos convencer, mentalmente, de que no servimos para nada y que nunca lograremos algo productivo.

2.- ¡No soy dueño del pasado, sino del presente!

Una nueva lectura del versículo 13 le permitirá descubrir que Gedeón al igual que los israelitas, vivían atados al pasado. ¡Tremendo error! Usted y yo no somos dueños del ayer. Ya pasó. Ni siquiera en los recuerdos debe tener fuerza. Es como una serie de fotografías de un álbum. Las vemos en una o tal vez dos ocasiones, pero no estaremos todos los días viéndolas. Igual el pasado.

Recuerde que si bien es cierto no somos dueños de la cantidad de errores que cometimos en los viejos tiempos, sí podemos decidir sobre el hoy. Tomar decisiones acertadas con ayuda de Dios. Si en el pasado fui un fracasado, hoy puedo ser—y de hecho es así—un ganador en todos los órdenes. Asido de la mano del Señor, nada me detendré (Cf. Filipenses 4:13). ¿Y qué del mañana? Lo construiremos de la mano de nuestro amoroso Dios, que quiere lo mejor para nosotros.

3.- Conciente de lo que soy capaz

Dios no nos creó para ser derrotados sino vencedores. Es un principio que debe repetirse una y otra vez, al levantarse, durante la jornada del día y en la noche, cuando ora al Señor para entregar el día.

Observe lo que nuestro Supremo Hacedor le dijo a Gedeón y a nosotros hoy: "El Señor lo encaró y le dijo:   —Ve con la fuerza que tienes, y salvarás a Israel del poder de Madián. Yo soy quien te envía." (Jueces 6:14). Nuestro Creador no acepta una posición facilista, rendida al fracaso. Él espera que usted y yo tomemos un tiempo para hacer –con sumo cuidado--, una lista en la que discriminemos: nuestras fortalezas y nuestras debilidades.

Una vez haya hecho este diagnóstico, sabrá dónde se encuentra, y a partir de allí, mirando las debilidades, podemos orar a Dios para que nos ayude a superar pensamientos y obstáculos que se convierten en obstáculos para alcanzar grandes metas.

Un poco más adelante, en el versículo 16, el Señor le dijo a Gedeón: "—Tú derrotarás a los madianitas como si fueran un solo hombre, porque yo estaré contigo.".

Tome conciencia de dos cosas. Grábelas en lo más profundo de su corazón: a.- Si Dios nos envía a cumplir una misión, coloca en nuestro corazón grandes propósitos e incluso, nos pone un reto como estudiar una carrera, establecer un negocio o emprender un proyecto, es porque Él sabe que tenemos la capacidad para desarrollar lo que nos plantea. Así usted inconsciente o deliberadamente desconozca todas sus capacidades, Dios sí las conoce y quiere que, tomado de Su mano, pueda superar esa baja autoestima. b.- Si estamos en la voluntad de Dios, no lucharemos a nuestra manera sino a la de Él, con sus fuerzas, y con una ayuda así, tenemos asegurada la victoria.

4.- Desde hoy, corrijo aquello en que fallé

Cometer un error es comprensible. ¿Quién no lo ha cometido? Tal vez en el pasado usted fue golpeado por la derrota. Emprendió muchos proyectos y terminó fracasando. ¿Qué le hace pensar que hoy, que es un nuevo día, ocurrirá lo mismo?

Sobre esta base, usted debe decidirse—una vez evaluadas sus capacidades y conciente que Dios es quien le asegura desarrollar sus potencialidades y por ende la victoria--, a dar pasos hacia delante, a la conquista de grandes metas.

Algo interesante es que Gedeón vivenció la superación de todas las pesadas cargas que le impedían ser un ganador, y que le amarraban a una baja autoestima. Ante el asedio del enemigo, convencido ya que era un líder, permitió que Dios obrara a través suyo y llevó al pueblo a la victoria. "Todos los madianitas y amalecitas, y otros pueblos del oriente, se aliaron y cruzaron el Jordán, acampando en el valle de Jezrel. Entonces Gedeón, poseído por el Espíritu del Señor, tocó la trompeta, y todos los del clan de Abiezer fueron convocados a seguirlo.35 Envió mensajeros a toda la tribu de Manasés, convocándolos para que lo siguieran, y además los envió a Aser, Zabulón y Neftalí, de modo que también éstos se le unieron. " (Jueces 6:13, 14. Nueva Versión Internacional)

Un poco más adelante, en el capítulo 7 del libro de los Jueces, encontramos a un Gedeón liderando la los israelitas para derrotar a los madianitas. ¡Lo hizo con 300 hombres mientras que los enemigos eran un ejército muy numeroso!

Nada podrá impedir que alcance grandes objetivos. Téngalo presente. Con el poder de Dios, usted es un ganador, hoy, mañana y siempre. Él, nuestro amado Señor, quiere desarrollar las enormes potencialidades que hay en usted.

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